El Banco Central Europeo probablemente decidirá mantener sin cambios las tasas de interés, en medio de una inflación que se mantiene dentro del objetivo pero con perspectivas que siguen siendo tensas. La posible decisión, subraya un equilibrio delicado entre la necesidad de sostener el crecimiento y la vigilancia frente a posibles desvíos de la estabilidad de precios.
La economía de la eurozona ha mostrado signos de fortaleza, lo que ha permitido a los responsables de política monetaria justificar una postura que evita ajustes bruscos, subrayado que, pese a la mejora, persisten incertidumbres globales, influyendo en la calibración de la política monetaria.
El órgano monetario advierte que cualquier repunte más sostenido de la inflación podrían obligar a replantear el actual grado de acomodamiento monetario. La historia reciente señala que el organismo monetario redujo a la mitad las tasas de interés en los últimos 12 meses, llevándolas al 2% en junio de 2025.
Desde entonces, la institución ha privilegiado la paciencia, esperando señales claras de que la economía de la eurozona puede sostenerse con un soporte moderado y gradual. Esta estrategia busca evitar desequilibrios en el crédito y la inversión, al tiempo que se mantiene la credibilidad de la entidad como ancla de la estabilidad de precios.
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