El gobierno de Brasil condenó las amenazas de uso de la fuerza en su contra, luego de que la Casa Blanca asegurara que Donald Trump no teme usar el poder económico y militar contra la región. La declaración llega en un momento de alta tensión política, cuando Washington busca equilibrar sus intereses con una región que permanece vigilante ante cualquier giro en la retórica.
A pesar de las afirmaciones de la Casa Blanca, el Ejecutivo brasileño subrayó la importancia de resolver disputas a través de vías diplomáticas y legales, sin incurrir en medidas coercitivas que puedan extrapolarse a la esfera económica o a la seguridad.
En este sentido, el impacto sobre el comercio bilateral, la inversión extranjera y el costo del crédito en la región dependerá de la lectura que hagan los mercados sobre la probabilidad de intervención y la respuesta de Brasil ante posibles eventuales sanciones o represalias.
Brasil continúa enfrentando un entorno de desaceleración en la inversión y un gasto público que busca sostener dinamismo sin comprometer la estabilidad de precios. En el corto plazo, el sellado de frentes diplomáticos podría ayudar a evitar un endurecimiento de condiciones financieras y a preservar la confianza de consumidores y empresas ante un marco institucional predecible.
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