Rusia tiene previsto reducir su producción petrolera en 500.000 barriles diarios en el mes de marzo, una medida que es tomada como respuesta a las sanciones energéticas provenientes de occidente y que provocará un fuerte aumento en los precios de esta materia prima.
La amenaza podría reavivar las turbulencias del mercado petrolera, que había tomado con calma la interrupción del suministro por parte de Rusia. Además, refuerza las restricciones de suministro ejercida por la OPEP y sus aliados, que hizo que Arabia Saudita recortará su producción en 2 millones de barriles diarios en 2022, para impulsar los precios.
La cotización del petróleo fue impulsada al conocerse esta noticia, el Brent, se apreció 2,2 por ciento, a mediados de enero los precios se desplomaron 9 por ciento, mitigando los temores sobre los actuales precios.
La reducción de producción de Rusia equivale al 5 por ciento del bombeo generado en enero. Las autoridades rusas había amenazado con esta medida en varias oportunidades desde que la Unión Europea y el G7 discutieron un tope al precio de las exportaciones petroleras y productos refinados rusos.
En el corto plazo no existe un país productor que llene el vacío de suministro tras los recortes anunciados por Rusia, que puede vender volúmenes a los mercados internacionales.
Rusia podría tardar un tiempo en redistribuir los volúmenes de producción liberados como consecuencia de las prohibiciones de importación europeas, la producción se mostró resistente, en medio de las oleadas de restricciones impuestas por los países occidentales.
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