La Unión Europea pondrá en marcha la fase inicial del plan que establece un primer impuesto mundial fronterizo sobre las emisiones de CO2. En este impuesto, los importadores deberán notificar las emisiones de CO2 de los productos que son traídos a Europa.
El programa busca evitar que las industrias nacionales sean perjudicadas por competidores extranjeros, mientras invierten en reducir las emisiones. Una vez que entre en vigor en 2026, las importaciones a la Unión Europea pagarán una tasa de CO2 igual a la que pagan las empresas europeas.
Turquía, Ucrania, China y Rusia serán los países con mayor volumen de exportaciones y que serán afectadas por este nuevo impuesto, aunque el comercio de la Unión Europea con Rusia está en horas bajas desde la incursión militar en Ucrania.
La tasa fronteriza no será aplicada a las importaciones de países con un precio del CO2 igual al programado por la Unión Europea. Esta medida podría beneficiar a Ucrania, que está alineando sus políticas con las de la Unión Europea para ingresar al bloque.
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