Venezuela crítico la entrada en vigor de la designación del «Cartel de los Soles» como Organización Terrorista Extranjera. Desde el Palacio de Miraflores, la reacción oficial no se hizo esperar, desestimando la medida y calificándola, como una “ridícula patraña”.
Esta designación representa un endurecimiento en la política de sanciones y cerco financiero que intenta Estados Unidos, al equiparar las estructuras dentro del Estado venezolano con grupos de amenaza global.
El presidente Nicolás Maduro ha sido enfático en su postura, negando en reiteradas oportunidades cualquier tipo de vínculo personal o institucional con el narcotráfico. La administración venezolana sostiene que la figura del «Cartel de los Soles» es una invención diseñada para justificar la agresión económica y el aislamiento político.
Este cruce de acusaciones tiene implicaciones profundas. La negación del gobierno venezolano busca proteger la legitimidad de sus fuerzas armadas y su estructura ejecutiva, elementos claves para la gobernabilidad interna. Al catalogar la acción estadounidense de «patraña», Maduro intenta deslegitimar las bases legales que podrían derivar en nuevas sanciones.
La insistencia del Gobierno en negar la existencia del cartel contrasta con la severidad de las medidas aplicadas por el Departamento de Justicia de Estados Unidos. La economía venezolana sigue siendo rehén de un conflicto geopolítico donde las acusaciones de narcotráfico y terrorismo actúan como las principales barreras para el reingreso del país al sistema financiero global.
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