El mapa de poder en la industria global de los semiconductores continúa reconfigurándose a un ritmo acelerado. Según una reciente nota de investigación publicada por Bank of America, el tercer trimestre del año ha confirmado una tendencia que preocupa a los inversores tradicionales: la erosión sostenida del dominio de Intel frente al avance agresivo de sus competidores directos, Advanced Micro Devices y la arquitectura ARM.
El informe de la entidad bancaria es contundente al señalar un «crecimiento superior» de la unidad combinada de AMD y ARM sobre Intel en prácticamente todos los ámbitos de negocio. Este dato no es menor, pues sugiere que la pérdida de hegemonía de Intel ya no es un evento aislado en un nicho específico, sino un fenómeno estructural que afecta a múltiples líneas de producto.
La disponibilidad es tan crucial como la calidad. Ante la incapacidad de Intel para satisfacer la demanda de los fabricantes de equipos originales para laptops, estos han virado hacia AMD para llenar el vacío, otorgándole a esta última una cuota de mercado que podría ser difícil de recuperar para Intel una vez se normalice la cadena de suministro.
El reporte de Bank of America envía una señal clara: la era del monopolio de Intel ha terminado. La irrupción de la eficiencia energética de ARM y la ejecución técnica de AMD están obligando a Intel a una reestructuración profunda.
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