Los banqueros centrales que consideraban que la confidencialidad era fundamental para realizar sus trabajos, están intentando dejar a un el paradigma en de la previsibilidad alimentado para volver a la época en la que arranques, paradas y sorpresas eran la norma.
Este se debe al reconocimiento de que la persistente inflación puede requerir tasas de interés altas y con cambios frecuentes que desde 2007, cuando la crisis financiera de Estados Unidos trajo una era de orientaciones firmes y detalladas que abarcaron Europa.
La comunicación tiene un costo y también puede limitar la flexibilidad, según el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. Agregando que debería usar la orientación futura con moderación.
En la actualidad se cumple estás condiciones, en un momento en el que los bancos centrales siguen tratando de contener la peor inflación de los últimos 40 años, acercando las tasas oficiales a un nivel que permita cumplir con su lucha contra la inflación.
Los bancos centrales de Australia y Canadá muestran una tendencia emergente de que, si bien hacen poco o ningún esfuerzo para gestionar las expectativas del público, mientras elevan las tasas después que la inflación sea más persistente de lo esperado.
El Banco de Inglaterra eliminó sus pautas y vinculó sus decisiones a los datos de inflación. A medida que los precios siguen subiendo, los traders esperan que se produzcan más subidas de tasas, con una perspectiva incierta.
Aunque Powell advirtió que las formas de orientación no ayudarán, debido que los responsables están menos seguros sobre las perspectivas, los bancos centrales todavía tendrán que publicar sus pronósticos trimestrales.
Si las previsiones muestran un aumento para finales de 2023, los altos funcionarios pueden tener dudas sobre seguir adelante y mantener las tasas en junio. Sino enfrentarán preguntas por no responder a los datos recientes a pesar de la promesa de ser dependientes de los datos.
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