Las proyecciones optimistas de la Casa Blanca, a través de su asesor económico Kevin Hassett, apuntan a una recuperación del impulso económico estadounidense, con la vista puesta en el primer trimestre de 2026.
Según Hassett, la economía está preparada para volver a un ritmo de crecimiento robusto, oscilando entre el 3% y el 4%. Este pronóstico no es menor, ya que sugiere que el país superará los obstáculos recientes para retomar la senda de un crecimiento vigoroso.
Esta proyección, sin embargo, se realiza con la sombra del riesgo fiscal reciente. Hassett se apoyó en estimaciones de economistas que cuantificaron el impacto de un potencial cierre del Gobierno. Estas paralizaciones administrativas no son meros inconvenientes políticos; tienen un costo económico tangible.
Los expertos preveían que un shutdown podría reducir las tasas de crecimiento entre un 1% y un 1.5%. Este «drenaje» en el PIB es significativo, especialmente porque el crecimiento venía rondando un saludable 4% durante 2024.
El cierre implica la suspensión de servicios no esenciales, la inactividad de cientos de miles de empleados federales y demoras en proyectos, permisos y regulaciones que afectan al sector privado.
La confianza de la Casa Blanca en el regreso al 3%-4% post-2025 sugiere que el impacto del shutdown será temporal, un «bache» que se absorberá una vez se reanuden las operaciones normales del Gobierno.
El desafío de la administración económica será garantizar que las fricciones políticas no sigan erosionando el impulso. Si bien el objetivo del 4% es ambicioso y deseable, el camino para alcanzarlo estará marcado por la necesidad de asegurar la estabilidad fiscal y evitar la incertidumbre recurrente.
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