El Consejo Internacional de Cereales aumentó su previsión de producción mundial de trigo para la temporada 25/26 en 8 millones de toneladas métricas a 819 millones de toneladas. Este ajuste refleja un mosaico de factores que van desde avances en rendimientos agrícolas hasta condiciones climáticas más favorables en regiones tradicionalmente productivas.
El incremento proyectado de la oferta podría contrarrestar presiones inflacionarias en bienes alimentarios básicos y, en consecuencia, afectar la inflación al consumidor en países netamente dependientes de importaciones de trigo.
Un trigo más abundante suele presionar a la baja los precios internacionales, especialmente si persiste una demanda estable en economías grandes como las de Asia, la Unión Europea y América del Norte. No obstante, factores geopolíticos, variaciones en el valor del dólar y contratos a futuro continúan siendo elementos determinantes para las cotizaciones diarias.
El reverdecimiento de las proyecciones de oferta puede traducirse en una revisión de planes de siembra y de inversión en tecnología agrícola que mejoren rendimientos y resiliencia ante sequías estacionales.
Los compradores industriales y minoristas deben evaluar contratos a medio plazo frente a posibles cambios en las políticas de comercio internacional. Si la demanda de trigo se mantiene sólida en regiones dependientes de importaciones, la reducción de precios podría traducirse en menores costos logísticos y mayor estabilidad en el presupuesto de alimentación.
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