El Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte de una inflación mundial desigual que persiste a pesar de los esfuerzos de política económica, una dinámica que podría marcar el rumbo de la economía global en los próximos trimestres. La portavoz del FMI, Julie Kozack, señaló que las presiones inflacionarias no se distribuyen de manera homogénea entre países y sectores, sino que exhiben dispersiones que complican las decisiones de política monetaria y fiscal.
Según Kozack, una parte relevante de la narrativa reciente se explica por la capacidad de los países que han elevado aranceles y adoptado medidas de restricción comercial para absorber parte de la inflación que se generó en el último ciclo.
Estados Unidos y otros socios comerciales, que han aplicado aranceles y barreras no arancelarias, habrían trasladado parte del costo a las cadenas de suministro y, en menor medida, a los precios al consumidor. Esta absorción, sin embargo, no ha sido uniforme: en economías con demanda contenida y estructuras productivas más rígidas, los efectos inflacionarios siguen siendo más persistentes.
En particular, China, un actor determinante en el comercio mundial, enfrenta una demanda interna que no alcanza a sostener plenamente la producción ni la recuperación de ciertos servicios, lo que contribuye a una fricción adicional en la dinámica de precios global.
La portavoz subrayó que la divergencia entre países y sectores implica un desafío para la coordinación de políticas y para las proyecciones de crecimiento mundial. Los bancos centrales deben calibrar con cuidado sus respuestas para evitar un endurecimiento prematuro que re‑acentúe la desaceleración, o bien un relajamiento que alargue las presiones inflacionarias. En este marco, el FMI continúa monitoreando indicadores de precios, inflación subyacente, costos de energía y condiciones de financiación para orientar recomendaciones que protejan el crecimiento sin desbordar la inflación.
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