La tasa de inflación subyacente registrada por los consumidores en Japón se aceleró en septiembre a máximo de ocho años, dejando entredicho las medidas del Banco Central de Japón de mantener la política monetaria ultralaxa, mientras se desploma el yen a mínimos de 32 años que hizo subir los costos de importación.
La cifra de inflación pone de manifiesto el problema que enfrenta el órgano monetario, al intentar apuntalar la economía manteniendo las tasas de referencia muy bajas, que a su vez alimentan un inoportuno retroceso del yen.
El aumento del índice de precios al consumo subyacente, que excluye los costes de los alimentos frescos, pero incluye el costo de los combustibles, coincidió con la proyección del mercado y siguió una subida de 2,8 por ciento en agosto.
La fuerte presión sobre los precios en Japón, al igual que la caída del yen por debajo de la barrera de 150 por dólar, mantendrán vivas las especulaciones del mercado sobre un ajuste a favor de la relajación monetaria en los próximos meses.
Los datos elevan las posibilidades de que organismo monetario revise al alza las proyecciones de inflación al consumo, información que será presentada en la reunión de política monetaria de la próxima semana.
+ No hay comentarios
Agregar comentario