En un movimiento que subraya la influencia creciente de Rusia en la geopolítica latinoamericana, el presidente de Venezuela Nicolás Maduro anunció en Moscú un nuevo impulso sobre las relaciones bilaterales con Rusia, tras reunirse con su homólogo Vladimir Putin.
La visita, enmarcada en las conmemoraciones del 80º aniversario del Día de la Victoria, culminará con la firma de un tratado estratégico que tendrá una vigencia de 10 años. Para la economía venezolana, dependiente históricamente del petróleo, esta profundización con Moscú reviste una importancia crucial.
Rusia se consolido como un socio estratégico, especialmente para sectores vitales como energía, donde Rusia ha mantenido operaciones e inversiones a pesar de la presión internacional. La cooperación bilateral, que abarca áreas como transporte, farmacia, logística y salud, podría experimentar una expansión bajo este nuevo acuerdo.
Aunque los detalles específicos del nuevo acuerdo aún no se han divulgado, se anticipa que podría incluir materia de inversión, financiamiento y comercio, fortaleciendo los lazos económicos entre ambas naciones.
El contexto político Rusia juega un papel determinante. El firme apoyo de Putin a Maduro, consolida a Moscú como un aliado político incondicional. Esta postura sugiere un mayor respaldo económico y financiero para Caracas, ofreciendo un respiro al mandato de Maduro.
La profundización de la relación plantea interrogantes sobre el futuro de las relaciones comerciales y financieras de Venezuela con otros actores. Algunos expertos creen que este acercamiento podría consolidar un bloque de influencia con implicaciones significativas para la economía regional y mundial.
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