Se espera que la Reserva Federal reduzca este 29 de octubre de 2025, en un cuarto de punto porcentual, el coste de los préstamos a corto plazo en Estados Unidos, por segunda vez este año, con el fin de evitar una mayor ralentización del mercado laboral.
La decisión, que muchos analistas ya daban por prácticamente anunciada, llega en un contexto de señales mixtas sobre el pulso de la economía estadounidense: pese a la solidez de algunos indicadores, la creación de empleos ha mostrado signos de ralentización y la inflación, aunque a la baja, persiste por encima de la meta.
El recorte esperado, que sitúa la tasa objetivo en un rango más acorde con una economía que intenta estabilizarse, implica un endurecimiento gradual de la política monetaria que busca evitar shocks de crédito a empresas y hogares.
Una reducción de un cuarto de punto suele traducirse en tasas de interés más bajas para préstamos hipotecarios, tarjetas de crédito y financiamiento empresarial, con el objetivo de estimular la inversión y el consumo sin desatar un repunte inflacionario.
La maniobra sería una señal de confianza en la resiliencia del mercado laboral. No obstante, plantea un delicado equilibrio: un estímulo demasiado agresivo podría reavivar presiones de precios, mientras que un recorte limitado podría no ser suficiente para sostener la creación de empleo en un entorno de desaceleración global y fricciones en cadenas de suministro.
Desde el lado fiscal y precedentes de política económica, el mercado observa si la Reserva Federal mantiene una trayectoria de “paciencia” ante posibles choques externos, como la evolución de la economía global, la trayectoria del gasto público y la dinámica de los precios de las materias primas.
La decisión de este 29 de octubre podría convertirse en un punto de inflexión para las condiciones de crédito y la confianza de empresas y hogares, en una economía que busca equilibrar crecimiento y estabilidad de precios sin perder dinamismo.
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