El estancamiento económico crónico de la Unión Europea exige una reevaluación urgente y fundamental de sus estrategias de gasto. Así lo ha señalado Olaf Slijpen, jefe del banco central neerlandés, al argumentar que la reactivación del crecimiento del bloque pasa por una renovación en la forma de gastar el dinero comunitario.
El crecimiento europeo lleva años estancado en niveles anémicos, lastrando la competitividad del bloque. Frente a este panorama, Slijpen ha instado a los líderes de la UE a tomar medidas audaces, que implican frenar las ayudas estatales y, crucialmente, reorientar los fondos hacia la inversión en «bienes públicos».
La visión de los Países Bajos, históricamente partidarios de una disciplina fiscal estricta, aboga por un uso más eficiente y con mayor efecto multiplicador del dinero comunitario.
Europa se enfrenta a una realidad incómoda: se está quedando rápidamente rezagada respecto a sus homólogos mundiales, especialmente Estados Unidos y China.
La inteligencia artificial, transición energética, defensa coordinada e infraestructura digital transfronteriza son los «bienes públicos» que, según los defensores de esta reforma, deberían ser los principales destinatarios de los fondos reorientados.
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