Inflación en Argentina se habría acelerado en septiembre

La atención de los mercados y los hogares argentinos se centra en las próximas cifras de inflación para septiembre de 2025. Los análisis preliminares sugieren que el índice de precios al consumidor (IPC) habría registrado una aceleración respecto al mes anterior. Si bien la presión alcista sobre los precios es una constante estructural en la economía argentina, el foco de preocupación se mantiene en la coyuntura, a la espera de un evento político de alto riesgo.

La buena noticia, dentro del contexto de alta volatilidad, es que el impacto de la reciente inestabilidad del tipo de cambio sobre los precios de septiembre fue, en principio, limitado. Este fenómeno podría explicarse por el rezago con el que las devaluaciones se trasladan a los precios minoristas o por la intervención puntual de las autoridades monetarias para anclar las expectativas. Sin embargo, cualquier dólar-calma es percibido como temporal en un país donde la indexación de la economía está a la orden del día.

Más allá de la cifra puntual de septiembre, el gran motor de la cautela en el país es la intensa incertidumbre financiera que precede a las elecciones. Argentina se encuentra a las puertas de una votación legislativa clave a fines de octubre, un evento que tradicionalmente inyecta volatilidad en los mercados.

Los inversores y los agentes económicos analizan de cerca las cifras de precios al consumidor, ya que la inflación es el termómetro más sensible del malestar social y de la efectividad de las políticas económicas del gobierno actual. Una inflación persistentemente alta pone en tela de juicio la capacidad del equipo económico para estabilizar la macroeconomía, alimentando las expectativas de futuras devaluaciones.

Si el IPC de septiembre confirma la aceleración y se suma a una tendencia preocupante, el Gobierno enfrentará una presión aún mayor para mostrar resultados antes de que los ciudadanos acudan a las urnas. La inflación erosiona el poder adquisitivo de los salarios y es el principal factor de riesgo percibido por la población.

Aunque la volatilidad cambiaria de las últimas semanas no impactó fuertemente a septiembre, el mercado descuenta que el efecto-pass-through (el traslado de la devaluación a precios) podría materializarse con fuerza en los meses siguientes, especialmente después de que se disipe la influencia política de la contienda electoral.

En este escenario, el IPC de septiembre es más que un dato estadístico; es una pieza clave en el rompecabezas de las negociaciones fiscales y monetarias futuras. Una inflación sin control podría obligar a acelerar el ajuste fiscal o a endurecer la política monetaria, con el riesgo de frenar la ya débil recuperación económica.

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