El Banco de Japón finalizó ocho años de tasas de interés negativas y medidas heterodoxa, dando un giro histórico para abandonar la estrategia de reflotar el crecimiento con estímulo monetario aplicado por varias décadas.
Aunque es el primer incremento sobre las tasas de interés en 17 años, sigue manteniendo las tasas cercanas a cero, debido que la frágil recuperación económica obliga a ir despacio sobre nuevas subida de los costos de endeudamiento.
El Banco de Japón es el último que abandona las tasas negativas y pone fin a apuntalar el crecimiento por medio de dinero barato y herramientas monetarias no convencionales. El ente monetario fijó la tasa de interés a un rango de 0-0,1 por ciento pagando un interés del 0,1 por ciento sobre los depósitos en el banco central.
Además decidió suspender las compras de activos de riesgo, como fondos cotizados en bolsa y fondos de inversión inmobiliaria. Dado que la inflación supera el objetivo del 2 por ciento durante más de un año, el mercado tenía previsto el fin de las tasas de interés negativas en marzo o abril.
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